lunes, 14 de diciembre de 2015

Anden.

 Andear convirtió la espera impaciente en paciente espera. Camina reflexionando tranquila, lenta y fuera de ella y de sí. No necesita medir el tiempo, ni este le incomoda o la apresura. En su mano bailando entre  los dedos el billete de la tarde de tarificación especial sin recargo en la recamara y sin retraso.

 Y desde el andén, sobre el andén y hacia otro andén se dirige en el momento exacto desde la vida, para otra vida, contra la vida. como un destello en un destello sale al encuentro sin tardanza ni olvido y ejecuta o acata según interese, la orden de un superior en  jerarquía con quien negocia invariablemente desde la calma.

Cae el billete de tren entre las vías. Impreso, como un crespón negro, el horario exacto: siete kilómetros antes de la estación.

Como siempre fiel, segura, condecorada y llena de curvas, "la prisa" trabaja con calma para llevarse rápidamente aquello que lentamente la vida hizo crecer y  que la muerte espera.  

Desde el andén de un pueblo sin estación, la solidaridad llega sin horas.

http://goo.gl/Bl84AR

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